No todos los azúcares son iguales: los azúcares naturales se encuentran en la fruta como fructosa y en los productos lácteos (leche y queso) como lactosa. El azúcar refinada o la sacarosa proviene de la caña de azúcar que se procesa químicamente en jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, jarabe de glucosa, maltodextrina, jarabe de arroz integral, etc.
La lactosa es el principal carbohidrato que se encuentra en la leche humana. Representa aproximadamente el 40% del total de calorías proporcionadas por la leche materna. La lactosa ayuda a disminuir una gran cantidad de bacterias no saludables en el estómago, lo que mejora la absorción de calcio, fósforo y magnesio. En caso de que no sea posible amamantar, dale a tu bebé una fórmula a base de lactosa, es uno de los pasos más importantes para proporcionarle una nutrición saludable.
La sacarosa esta compuesta de 1 glucosa y 1 fructosa. Tiene un índice glucémico de 65 (mucho más alto que la lactosa), se procesa en el páncreas del bebé y tiene un fuerte sabor dulce. Estos tipos de azúcares pueden generar problemas de salud como la obesidad y la diabetes en niños en etapas tempranas y tardías. Las regulaciones de la Unión Europea han prohibido los azúcares refinados procesados en las fórmulas infantiles. La Organización Mundial de la Salud recomienda que el azúcar agregado se prohíba en todos los alimentos para bebés, especialmente en países con altos niveles de obesidad. Pero es un hecho que en muchos paises no se siguen estas recomendaciones o la legislación es menos estricta.